soda por siempre stereo
  "El Rito de la Seducción", Revista Pelo 1991
 


"El Rito de la Seducción", Reportaje de los "14 Gran Rex", Revista Pelo 1991



Seis años después de su última actuación en una teatro de capital, Soda Stereo volvió a la calle corrientes, para reencontrarse con su fiel público y recorrer por espacio de dos horas su amplio repertorio de hits. En el Gran Rex el trío montó un espectáculo impresionante, que no escatimó en escenografía, luces y rockandroll.

 

Presentarse en un teatro de la calle Corrientes sin la excusa del disco nuevo, tornó a los shows de Soda Stereo en el Gran Rex en una suerte de caprichoso desafío. Ahí había que poner todas las cartas sobre la mesa, y eso para una banda que lo probó casi todo, que llevó casi cuarenta mil personas a un estadio, que trascendió lejanas fronteras y que tiñó de manía la devoción sembrada a lo largo de la cordillera andina, era casi un reto, una provocación. Pero aún más. Soda tenía que justificar las diez noches sold out, probar que todavía queda mucho por mostrar, y que la fusión de los tres talentos -que sigue comandando el cerebro del triangulo, Gustavo Cerati- no se agotó en “Canción Animal”, ni en la cima que representó la presentación en Vélez que cerró el año 90’.



Y si decir que Soda ganó la contienda es un lugar común, bienvenidos los lugares comunes. El trío es, a esta altura, después de siete discos, ocho años de historia y muchos kilómetros recorridos, una banda gigantesca que puede dar el lujo de, por ejemplo, agregar texturas densas a sus más simples exitosos pop de los primeros años, sin que esto se convierta en un mero recurso más. Seis inviernos después de su última actuación en el Astros, en las tres primeras funciones del Gran Rex, Soda volvió a convocar el éxtasis y la locura que sólo las grandes pasiones pueden generar.

 

Con una puesta escénica ambiciosa pero que, sin embargo, respetaba los códigos estéticos que la banda se ufana en recalcar desde la edición de “Canción Animal”, el trío abrió el fuego con “Hombre al Agua” y en ese mismo momento sensó las pautas de lo que sería la noche: una recorrida por los ritmos más trabajados y los climas más psicodélicos de la última producción, además es un homenaje al rockandroll. Es que con estos conciertos, Soda se reafirmó en su nueva postura, en el sendero que había delineado con la estética “animal”. Y en este sentido, Cerati al frente, es quien carga sobre sus hombros con la mayor responsabilidad, tarea aliviada por la rutina de años sobre el escenario.

 

Seguro, inspirado, absolutamente conocedor de su rol y sus virtudes, el guitarrista y líder no solo demostró habilidades. También hizo participe al público (en gran parte esa era la misión y el fin último de montar el show en un teatro) con sonrisas, gestos, miradas cómplices y el sincero agradecimiento de que casi cuatro mil personas por noche canten cada uno de sus temas.

 

Durante el primero tramo del concierto, la banda recorrió éxitos de “Signos” –uno de los mejores discos-, como “Sin Sobresaltos” y “El Rito” y volvió a interpretar los nuevos hits, como “Canción Animal” y “En el séptimo día”. La nueva versión de “Trátame Suavemente”, tema incluido en el primero disco de la banda y que documenta la amistad que desde hace años une a Cerati con su autor, Daniel Melero, trajo el primer momento íntimo de la noche. Luego, la presentación del nuevo “No Necesito Verte” dejó en claro que Soda ya no volverá para atrás en la búsqueda de su identidad. La densidad de los teclados, la guitarra rockanrollera y el swing manchesteriano mostraron cuál es el camino que el trío transitará hasta llegar a un nuevo disco. Luego, las remozadas versiones de “En el borde” y “Final Caja Negra”, y la contundencia embriagadora de “De música ligera” pusieron el énfasis en el cuidado y eficaz trabajo de Zeta al bajo y de Alberti en la batería, poderosamente solventados por los acertados golpes de Andrea Álvarez en los parches y por la prolija tarea de Tweety González en teclados. Imposible deja de mencionar que el aporte de Daniel Melero fue más allá de una mera ayuda. El ex “Encargados” fue el soporte fundamental de los nuevos ritmos que aggionexaron viejas melodías. El cover de “She’s So Heavy” de los Beatles más un hiper renovado “Cuando Pase el Temblor”-donde la banda semejó ser una aplanadora de rockanroll- marcaron los mejores momentos de una noche gloriosa. El espectáculo integral moestado sobre una audaz escenografía, donde el color y la iluminación –láser incluido- jugaron un papel preponderante, permitió al trío y sus tres músicos invitados colar a la audiencia con absoluto frenesí. Fueron dos horas a full, cautivantes, sin respiro, en las cuales Soda Stereo volvió a dar vida al rito de la seducción.

 
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