Entrevista a Charly Alberti - Revista Pelo, 1989
El éxito de Soda Stereo es también el éxito de Charly Alberti. Consagrado como uno de los mejores bateristas argentinos, disfruta de un prestigio inédito para un músico local que se expande por Latinoamérica hasta los Estados Unidos. En esta entrevista nos relata sus comienzos, la repercusión en el exterior y los proyectos de Soda con los músicos recién Incorporados.
“Yo nací prácticamente sobre una batería, mi papa era un baterista famoso y desde muy chico me mandó a estudiar para que también yo fuera músico”. Sin embargo, aquel chiquilín se mostraba bastante esquivo a todo lo que fuera el estudio, en particular porque sentía que era una decisión que aun no le pertenecía. Así lo entendió Tito Alberti, baterista padre, quien finalmente cedió a las rebeldías del pibe y resignó su sueño dinástico. Pero, cuando el adolescente Charly Alberti cursaba tercer año en la secundaria, decidió que tal vez le gustaría ser músico, ahora con una decisión totalmente personal. Un ex guitarrista de la orquesta de su padre fue el nexo para ingresar en una banda en la que militaban el tecladista Angel Mahíer y el guitarrista Carlos García López. El grupo hacía covers y trabajaba en fiestas, lo suficiente como para que Alberti ganara sus primeros dineros y se comprara su primer instrumento: una batería Pearl. Después vino el infaltable capitulo dedicado al jazz-rock, y hasta una experiencia metálica con una banda llamada WC; entonces aparecen Zeta y Gustavo Cerati. El encuentro fue revelador, en el primer ensayo Alberti comprendió todo. “Cuando nos juntamos por primera vez, sentí que ese no era un grupo mas, que podía pasar algo fuerte con nosotros tres. Fue como una premonición. Además, yo estaba pasando por un momento muy intenso en cuanto a mi instrumento: había descubierto a Police y a su baterista Stewart Copeland. Sentía que juntos podíamos hacer la música que yo quería: rock cantado en ya estaba podrido de los covers y todo eso”.
GUSTOS E INFLUENCIAS
Y una vez más Alberti no se equivoco. Su sueño tuvo un tiempo acotado para transformarse en realidad. En aquellos primeros tiempos, Soda no escapaba a la abrumadora influencia que Police ejercía en la música de todo el mundo, una característica que pronto se diluyó en beneficio de un estilo mas personal. Alberti hace una clara diferenciación entre los grupos que le gustan por la música y los que le interesan por los bateristas: “Yo escucho todo tipo de música, sin distinción de géneros ni nada por el estilo, la única división la hago entre los grupos que me gustan por lo que hacen y los que no me gustan pero tienen buenos bateristas. Por ejemplo, mis bandas favoritas son Pink Floyd y los Cocteau Twins, en los que los bateristas son casi inexistentes; pero también escucho a Corea porque en su banda tiene un monstruo como Dave Weckll, aunque la música no me mueve un pelo”. Alberti tiene muy claro el sentido de escuchar a otros instrumentistas y como enriquecerse sin perder su personalidad. “Yo siempre escucho a los demás bateristas para tratar de atrapar el concepto que tienen tocando. No me interesa copiar sino comprender porque el tipo resolvió las cosas de determinada manera. Si soy capaz de entender el concepto con el que toca, entonces lo puedo incorporar y enriquecer mi propio estilo. Por suerte no me cuesta, me resulta relativamente sencillo aprender cosas nuevas, no me llevan demasiado tiempo. Pero insisto en que lo mas importante es entender el concepto de lo que se toca. Por ejemplo. el baterista de los Paralamas me parece estupendo, pero nunca voy a aprender nada de el porque copia a Copeland. En ese caso no voy a conseguir nada nuevo para mi”. En cuanto a los bateristas locales, Alberti también aplica el criterio de la personalidad por sobre el virtuosismo. “Yo creo que en cuanto a personalidad y estilo el más grande de los bateristas de Argentina fue Pomo. El le dio un sonido y un concepto absolutamente personal a todas las bandas en las que estuvo. En la batería es muy difícil conseguir un sonido particular, identificable, y él lo consiguió. Como también lo hizo Copeland y le cambió la onda a todos los bateristas de una década”.
POPULARIDAD EN USA
El prestigio y la popularidad de Alberti se acrecentaron a medida que Soda expandió su suceso por toda Latinoamérica. Entonces surgió la posibilidad de contar con un auspicio de los fabricantes internacionales de Instrumentos y accesorios de percusión. Aconsejado por John Farris, (baterista de INXS), Alberti utilizó su brillante curriculum para obtener la representación de la firma Remo, lo que no sólo significó un apabullante apoyo tecnológico sino también el acceso al reducido núcleo de bateristas que representan a las grandes marcas. Esto significa que Alberti es requerido por la prensa internacional, revistas especializadas como la “Drums's & Drumming” de los Estados Unidos que publican reportajes al baterista argentino. “El auspicio de Remo es muy importante, y eso lo pude constatar en Nueva York durante la grabación de 'Doble Vida'. Cuando decidimos viajar, hable por teléfono con Remo y le expliqué que no pensaba llevar la batería. Al llegar al estudio comprobé que tenía una réplica exacta de mi instrumento listo para grabar. Además, todo el tiempo tuve gente que se encargó de los mínimos detalles y de que cada requerimiento tuviera una solución inmediata”. Respecto de esa experiencia, el baterista de Soda reconoce que Carlos Alomar les dio una gran libertad en el estudio, y que sus aportes fueron sutiles pero no cambiaron radicalmente lo que Soda había compuesto en Buenos Aires. “Con Alomar trabajamos con mucha soltura, no hubo demasiados rollos. Sobre todo porque a el le gustaba mucho el material como lo conoció originalmente. En cuanto a mi trabajo también tuve mucha libertad, y confieso que estaba bastante inquieto al principio, porque me sentía un poco a prueba. Yo cambie el sonido en Nueva York, porque volvía tocar con la batería acústica, pero todo fue mi responsabilidad. Alomar no trajo ningún fato demasiado rato -tipo la frazada en el bombo- pero dio dos toques que me mataron. Uno fue que afinara los tambores sin cintas, aunque me llevara varias horas, y el otro que cambiara los parches cada dos temas porque así conservan el brillo, el sonido mas intenso. Por supuesto tenes que tener un súper auspicio que te banque semejante cosa... Así suenan después, como los tambores en 'Corazón delator' que te parten la cabeza”.
EL ABISMO TECNOLÓGICO
La comparación con el primer mundo no es ociosa y Alberti lo sabe, a pesar de la voluntad y creatividad locales, hay un abismo difícil de ignorar. “Hay diferencias notorias en cuanto a la calidad y cantidad de elementos de los que se dispone. Si se te rompe un Sincro o cualquier efecto te lo reponen de inmediato. Pero para mí lo más fuerte está en la mezcla del material, porque ahí si pesa la habilidad del productor y el ingeniero. Lo que se escucha es lo que existe realmente, porque los monitores del estudio se calibran cada dos días. Aquí hay muchos estudios que jamás calibraron los monitores, entonces después vienen las sorpresas. Yo creo que una cinta bien grabada en Argentina y posteriormente mezclada en el exterior puede tener calidad de primera”. Recién acomodados en su nueva agencia, los Soda están listos para volver a la acción. México los espera y también Centroamérica. Habrá una escapada a Las Vegas para recibir el premio Bravo, una especie de Grammy de la música latina. Para Argentina habrá un disco maxi que será el unico producto discográfico por este año. Mientras tanto, la banda ensaya febrilmente con la incorporación de nuevos músicos: Twety González en teclados, el Gonzo Palacios en saxo y Andrea Álvarez en canto y percusión. Estos cambios hacen entusiasmar a Alberti: “La banda esta sonando muy bien, estamos remozando todo el material a partir de estas incorporaciones. Incluso vamos a modificar la puesta escénica de forma que estamos mejor distribuidos en el show. Además, queremos dar un sonido bien real, que no haya tantas maquinas, aunque no las descartamos”.
